Hace muchos años, ser un artista en la escena electrónica Bakala no solo era una opción, sino probablemente la más difícil. Sin embargo, la pasión no entiende de obstáculos, y Andrés Campo fue uno de los valientes que eligió ese camino.

En una época en la que los medios señalaron a la cultura Bakala como algo proscrito, la escena y muchos de sus fundadores renunciaron a su origen y legado. Pero Andrés nunca lo hizo. Siempre defendió con orgullo sus raíces y su lugar de procedencia.

El tiempo y la enorme riqueza musical de esta cultura hicieron que la industria, junto a sus nuevos talentos y figuras ya consolidadas, volviera a mirar hacia el movimiento Bakala. Andrés nunca necesitó alzar la voz; dejó que la música hablara por él. Desde la naturalidad, lideró una batalla silenciosa y auténtica.

La grandeza de un artista como Andrés Campo nos recuerda que ha llegado el momento y son los escenarios adecuados para contar su historia a aquellos que aún la desconocen. Una historia de la que jamás renegó, porque Andrés Campo tiene alma Bakala.

¿Qué es Alma Bakala?

“A lo largo de mi trayectoria artística, he vivido distintas etapas creativas, asociadas a estados de ánimo, ritmos o energías que necesitaban explotar en una cabina.
El paso de una etapa a otra, en ocasiones, ha significado encapsular la anterior para concentrar toda la creación en la siguiente.

Alma Bakala es una ruptura con todas esas cápsulas, un espacio sin restricciones ni límites al campo creativo. El desafío de esta aventura es gestionar toda la riqueza musical acumulada a lo largo de mi trayectoria en una cabina: un lugar donde puedan convivir, en equilibrio, desde mi primera producción hasta la más reciente.

Ha llegado el momento: cinco fechas y cinco espacios donde la única regla es ser Yo.”

Andrés Campo, Kuki.